El niño feliz


Escrito e ilustrado por:

-Clase de 5 años B del CEIP La Arboleda
-Clase de 3 años B del CEIP La Arboleda
-Clase de 4 años B del CEIP Ntra. Sra. del Carmen (Murcia)
-Clase de 4 años C del CEIP "Juan XXIII"  El Ranero ( Murcia)

Javier era un niño que un día en el cole se puso triste. ¿Queréis saber qué hicieron sus amigos para verlo feliz?



 

¿Qué hay ahí afuera?

¿Qué hay ahí afuera?

Escrito e ilustrado por:

-Clase de 2ºB del CEIP Ntra. Sra. de la Asunción (Jumilla)
-Clase de 2ºdel CEIP S. José Obrero (Cieza)
-Clase de 2º A del CEIPSan Isidoro de El Algar (Cartagena)

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¿Qué hay ahí afuera?.1

CAPÍTULO 1
Clase de 2ºB del CEIP Ntra. Sra. de la Asunción (Jumilla)
Era un día como los demás, el mismo sol, el mismo sabor de esa carne que le daban para desayunar, el olor de la jaula de al lado donde se encontraba su vecino el tigre de Bengala (por cierto, que se podía lavar más a menudo), los mismos sonidos que venían de la ruidosa familia de monos que las personas del traje gris habían colocado frente a su casa, en fin, todo igual, otro día aburrido: se pasearía para estirar un poco las patas, conversaría con su amigo hipopótamo sobre lo sucio que estaba el barro, observaría a las personitas que querían verlo de cerca, dejaría que los hombres del traje gris le peinaran un poco su melena, comería de nuevo y escucharía el cras – cras de esa cerradura que lo dejaba encerrado toda la noche, lo dicho, otro día más.

Cuando terminó de desayunar fue, como siempre, a beber un poco de agua, antes de dar su paseo y fue entonces cuando se dio cuenta que la puerta estaba abierta.

- ¿Qué habrá ahí afuera? Pensó nuestro amigo.

Sus patas, poco a poco, le llevaron hacia la puerta: pues nadie, no había nadie, así que continuó su paseo, pero esta vez, por sitios distintos. Él era pequeño cuando lo llevaron a esa nueva casa pero no recordaba que el suelo estuviese tan duro, sus pasos eran cortos porque no quería perderse nada, vio a lo lejos a unas jirafas que le resultaron familiares porque a veces, su amigo tigre las había señalado cuando charlaban por la tarde, él decía que tenían el cuello tan largo porque eran muy curiosas y querían enterarse de todo. No sé si serán curiosas pero se están comiendo unas cosas verdes que se ven realmente asquerosas, pensó.

Siguió caminando por ese sitio tan duro y notó que le dolía un poco su pata ¡vaya, una piedra! La piedra estaba clavada en su pata y él no podía quitarla, pero tenía tantas ganas de saber lo que había por ahí que siguió caminando. Era temprano, así que muchos animales aún no se habían despertado. Pasó junto a la vivienda del rinoceronte pero éste roncaba muchísimo así que decidió no molestarlo y después observó a un hombre de traje gris, con un cubo en la mano, que echaba comida a unas ardillas, iba a saludarlo pero pensó que despertaría a rinoceronte, así que siguió su camino.

- ¿Dónde estarán aquí los árboles? Pensó. Era de lo poco que se acordaba de cuando era pequeño: había mucho espacio para correr y árboles para jugar.

Estaba aún pensando en eso cuando oyó un gran grito: ¡Ahhhhhhhh! Y él le saludó: ¡Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr! Pero aquel hombre no siguió la conversación y salió corriendo, le persiguió durante un rato hasta que otra cosa llamó su atención: era un enorme cartel y ponía algo, pero él no sabía leer, en su antigua casa no había carteles y no lo necesitó nunca, ¿qué pondría allí? Era algo parecido a su conocida serpiente y a esos aros que le daban a los monos para jugar y que no le dejaban tomar su siesta…






Tutora: Carmen Martínez Quesada






















¿Qué hay ahí afuera? 2

CAPÍTULO 2
Clase de 2ºdel CEIP S. José Obrero (Cieza)
Maestras: Joqui López González y Mercedes Señas Susarte


Mientras miraba el extraño cartel, un sol brillante apareció anunciando la hora de visitas. Aparecieron dos hombres con traje gris y de pronto se oyó un gran ruido ¡clac- clac!, dos grandes puertas se abrieron y tras ellas aparecieron cientos de personas que querían entrar a disfrutar de un agradable día en compañía de sus amigos. Pero cuál fue su sorpresa, al verlo fuera de la jaula se armó un gran escándalo, todos gritaban ¡ah! ¡ah! y se dispersaban sin saber dónde esconderse.

Aprovechando el alboroto, salió sin que los hombres del traje gris comprendieran lo que estaba ocurriendo. Al salir, vio cosas extrañas a las que no estaba habituado. ¡Qué cosas tan altas! ¡Qué ruidos tan extraños! Aturdido y desorientado, continuó andando buscando algo que le recordara su infancia. Árboles grandes y frondosos donde jugaba con sus hermanos y sus amigos de la selva.

De pronto, a lo lejos le pareció ver algo parecido a lo que buscaba, se acercó a comprobarlo pero cuando se aproximó, comprobó con tristeza que no eran sus queridos y añorados árboles donde tan feliz había sido. Cansado, hambriento y con un dolor insoportable en su patita herida se acurrucó entre unos arbustos y se quedó dormido.
Le despertó la suave mano de una niña que acariciaba su herida.
- ¿Qué te ha pasado? ¿Quién te ha herido?
- Me he herido yo solo, le contestó el león, me he clavado esta piedra al intentar salir del Zoo, y ahora no me la puedo quitar.





- No te preocupes, le dijo la niña, esto lo arreglamos en un plis plas, llamaremos a mi padre para que nos acompañe al veterinario y él te la sacará sin hacerte ningún daño.
Juntos y alegres fueron en busca de su padre. Cuando los vio llegar se llevó un susto de muerte:
- ¿Qué traes? ¡un león! Te va a comer.
- No papá, estás equivocado, es un león bueno, solo tiene hambre y una pata herida, le daremos comida y lo llevaremos al veterinario para que lo cure, pero quiero que me prometas que se quedará en nuestra casa mientras que esté enfermo.
- Esto es una locura, deberíamos de llevarlo al Zoo  y allí lo curarán.
- No papá, él no quiere volver allí, él busca sus árboles, su casa y su familia y allí no los encuentra, ¡necesita nuestra ayuda!
El padre prometió que lo haría, pero a cambio de que cuando el león estuviera curado, tendría que volver de nuevo al Zoo.
Te lo prometo, le respondió la niña.


Pasaron unos días felices, jugaron, corrieron, eran como dos amigos inseparables. Pero un día el padre notó que el león andaba y corría sin ninguna dificultad y le dijo a su hija:
- Yo he cumplido mi promesa, ahora te toca a ti cumplir la tuya, mañana cuando nos levantemos lo devolveremos al Zoo.
La niña se puso triste porque sabía que su amigo no quería volver a ese lugar, por eso tenía que pensar algo antes de que fuera demasiado tarde.

Por la noche… cuando todos dormían, salió al jardín y buscó a su amigo, le contó lo que su padre quería hacer al día siguiente, y le dijo que no se preocupara que ella lo ayudaría a escapar. Entró a la cocina, preparó toda la comida que pudo y cogió la potente linterna que había encima de la chimenea, y le dijo:
- Sígueme sin hacer ruido y te llevaré hasta un camino que nadie conoce por el que podrás escapar…






¿Qué hay ahí afuera? Capítulo 3: Un engaño para volver a la selva


Esa misma noche, la niña pensó que si su padre veía que el león había desaparecido se enfadaría mucho con ella. Así que se le ocurrió una gran idea. Construiría un león de mentira y lo pintaría con marrón, naranja y amarillo. Lo colocaría en el jardín junto a un arbusto y seguro que su padre se  creería la mentira y se lo llevaría al zoo. Entonces se puso manos a la obra y esa misma noche el león quedó terminado. ¡Parecía de verdad!



Al día siguiente el león, que estaba esperando a la niña en el escondite que ella le había dicho, estaba un poco nervioso. La niña no llegaba y él empezaba a tener hambre. De pronto a lo lejos vio una silueta que bailaba muy contenta ¡Era la niña! ¡Por fin podrían desayunar juntos!
Cuando terminaron de desayunar pensaron cómo podrían llegar a la selva. El león dijo:
- Yo creo que estaba muy lejos, había mucho árboles y hacía mucho sol.
Justo cuando el león terminó de decir esas palabras miraron al frente y allí había un cartel que decía:

“VIAJE A ÁFRICA POR UN MÓDICO PRECIO, ALLÍ ENCONTRARÁ LOS ÁRBOLES Y EL SOL QUE ESTÁ ESPERANDO



Era una anuncio de una agencia de viajes y el león lo tuvo claro. ¡África! ¡Allí está mi casa!
La niña y el león pensaron que para llegar a África el único medio de transporte que serviría era el avión, así que se dirigieron al aeropuerto para coger un vuelo. Pero de camino pasaron por la tienda de ropa de Pablo, el amigo de la niña, y compraron ropa para disfrazar al león de persona. Le pusieron una gorra de color rojo, unas gafas de sol, una camiseta verde, unos pantalones vaqueros y unas zapatillas negras, le pintaron el pelo de color carne y ¡Listo! El león parecía una persona.


Cuando llegaron al aeropuerto compraron un billete para África que la niña pagó con el dinero que había cogido de su hucha y allí mismo se despidieron.
- ¡Mucha suerte leoncito! - Dijo la niña.
- ¡Nunca olvidaré lo que has hecho por mí! - Dijo el león.
Y muy contento embarcó en el avión.


Unas horas después el león había llegado a su destino. África era su casa, lo supo enseguida por los grandes árboles y el fuerte sol. Anduvo un rato por la sabana hasta que reconoció una voz que le decía.
- ¡No puede ser! ¿Eres tú, leoncito?
Era su mamá, había estado todo este tiempo soñando con que algún día su pequeño león volvería a la selva y ahora había ocurrido.
Los dos estuvieron horas y horas hablando y el león fue muy feliz con su familia en la selva.
Mientras tanto en el zoo de la ciudad, un león de mentira estaba quieto en su jaula recibiendo comida y fotos de los turistas.


Alumnos de 2º A del C.E.I.P. San Isidoro de El Algar (Cartagena)









Una excursión emocionante a la playa

 


Todo comenzó aquel día cuando los niños del cole iban de excursión...Esta es la historia que nos cuentan los alumnos de estos centros:

-Clase de 5ºB del CEIP Maestro Jesús García de Lorquí
-Clase de 6º del CEIP Maestro José Castaño de Murcia
-Clase de 5º del CEIP San Antonio de Mazarrón
-Clase de 5º del CEIP Beethoven de Cartagena
-Clase de 6º del CEIP Beethoven de Cartagena

Un mundo nuevo.1




CAPÍTULO 1

Clase de 4ºA del CEIP Cierva Peñafiel (Murcia)



Un día, en una callejuela oscura de mi ciudad, paseaba un grupo de niños y observaron a un señor extraño.

Parecía venir de un mundo diferente. Entonces el hombre se metió por un callejón muy estrecho, que era un pasadizo.


Los niños decidieron seguirle, y cual fue la sorpresa, que al final del pasadizo había una luz muy brillante.

Todos se asustaron, pero decidieron seguir al hombre que se dirigía hacia la luz.





La luz era un portal mágico que los transportó a todos a un lugar diferente y extraño.






Los árboles tenían piernas, podían cambiar de sitio a su antojo, las nubes eran de algodón de azúcar, los ríos eran de chocolate, las casitas de chuches, las aves cambiaban de color,



los animales hablaban con las personas, las bicis y los patines volaban.


-¡Cómo mola! –exclamaron Rubén, Damián, Charlot, Elisabeth y María.


Tutora: Antonia Sanz Guerrero

Un mundo nuevo. (Cap. 2)

CAPÍTULO 2
                            Clase de 4ºC del CEIP Monte Anaor (Alguazas)


 Todos estaban encantados con lo que veían a su alrededor. ¡Era un mundo fantástico! ¡Nunca habían visto nada igual!

De repente, Damián preguntó:
         -      ¿Dónde se ha metido el señor extraño?

Y Charlot contestó:

-      ¿Por qué no vamos a buscarlo?

-      ¡Sí, vamos! – contestaron todos a la vez.

Comenzaron a caminar por la orilla del río de chocolate y de pronto vieron al señor extraño que estaba al otro lado.


Para cruzar, Charlot y Damián cogieron unos patines voladores muy chulis. Y Elisabeth y María subieron en unos cisnes de colores que había en la orilla del río.


Por su parte, Rubén eligió una tortuga que tenía el caparazón multicolor. Y mientras avanzaba, como era muy glotón, iba comiendo chocolate.



Mientras cruzaban, uno de los cisnes le preguntó a María:

-      ¿De dónde venís?

-      Somos humanos y venimos del planeta Tierra – le contestó la niña.

Elisabeth le dijo a su cisne que iban siguiendo a un personaje extraño que llevaba un sombrero de pico, un traje plateado que parecía espacial y una capa azul.

Entonces el animal le contestó que se refería al rey Kirón que gobernaba Chuchelandia desde hacía mucho tiempo.

Al llegar a la orilla, los animales se despidieron de los niños y les desearon buena suerte.

Los niños continuaron por el camino con árboles de piruleta en busca del rey Kirón.

Cuando ya llevaban un rato caminando se encontraron una casita con forma de madalena. Se detuvieron, y del interior salieron unos personajes muy graciosos.

Todos se quedaron sorprendidos al verse. En ese instante Damián reaccionó y preguntó:

-      ¿Quiénes sois?

-      Somos chipicaos y vivimos aquí desde hace miles de años. Y nos encargamos de hacer los dulces y casas de chuches que estáis viendo.

-      ¡Qué bien! ¡Cuando se enteren nuestros compañeros del cole…! – dijo Rubén.

-      ¡Nooo! ¡No podéis contar nada de lo que veis aquí! Si ocurriera, nuestro mundo desaparecería.

Los chipicaos hicieron prometer a los niños que no contarían nada de lo que habían visto allí. Y que el rey Kirón al que iban buscando vivía en lo alto de la colina que había bajo el arcoíris.

Después de la conversación, los chipicaos invitaron a merendar a los niños y cuando acabaron se despidieron y fueron en la dirección que les indicaron sus nuevos amigos.


Tutora: Mª Carmen Gil de Haro.

Un mundo nuevo. Capítulo 3


Clase de 4º B del CEIP Comarcal de Totana (Murcia)
Tutora:  Mª Encarnación Martínez Espinosa

Caminaron durante una hora hasta que anocheció y se encontraron con dos portales caramelizados.
En un portal se divisaba el bosque de los espejismos y en el otro un lago de gelatina.

Sorprendidos y confusos no sabían que portal elegir para pasar María dijo:
-¿Por qué no lo echamos a suerte con esta moneda de chocolate que me he encontrado?
- ¡Estupenda  idea!-Contestaron todos a coro.
-Si sale cara entraremos en el bosque de los espejismos y si sale cruz en un lago de gelatina.- Dijo María.
María lanzó la moneda, salió cara y automáticamente fueron transportados a un gran bosque de cielo verde, con un camino a cuyos lados se encontraban árboles de diversos colores, que en realidad  eran los súbditos del Rey Kirón.

Al fondo de divisaba un arco iris de vivos colores bajo el cual estaba la colina de la que les había hablado los Chipicaos y un personaje cuyo tronco era un tablero de ajedrez, sus extremidades consistían en piezas de ajedrez y su cabeza redonda como una mandala .

Comenzó a articular unas palabras sorprendentes:
-Hola soy el duque del Jaque Mate, ¿Quiénes sois vosotros?-Preguntó el duque.

-Hola yo soy María, ella es Elisabeth, él es Damián, ella Charlot y él Rubén.-Contestó María.
-¿Qué hay que hacer para ver al rey Kirón?-Le pregunto Damián.
-Hay que resolver la siguiente adivinanza, y jugar al ajedrez conmigo.-Le respondió el duque.
- ¡Adelante dijo Charlot seguro que será fácil! -Exclamó Charlot chuleándose.
-Es lo mismo cueva, fue vivienda y seguro que un hogar, fue la primera vivienda que pudimos antaño encontrar- dijo el duque.
-¡La caverna! -Dijo Rubén.

Jugaron al ajedrez y ganaron los niños,el gran duque quedó derrotado y no tuvo más remedio que acompañarlos al castillo en donde vivía el rey Kirón.

El misterio de la lluvia perdida. Capítulo 1



Colegio Tierno Galván, Totana. Clase de 5ºB
Tutora: Inés Morcillo

Hacía varios años que no llovía en la Tierra. La situación era desesperante. Las casas sólo disponían de media hora de agua. La gente tenía que acudir a los ríos y pantanos para recoger la poca  que quedaba disponible. Todo el mundo estaba sucio porque preferían beber un poco  en vez de ducharse, así que todos olían fatal. Toda la vegetación estaba a punto de secarse y el agua se había evaporado casi toda. Una niebla verde y misteriosa envolvía la Tierra.


Iván estaba en su casa viendo la tele. En ese momentohablaba el hombre del tiempo:
 -Es un caso extraordinario. Parece un apocalipsis. Me entristece mucho tener que decirles siempre lo mismo: que nunca llueve. El pronóstico del tiempo es el mismo desde hace nueve años. Aconsejamos que no salgan de casa por peligro de deshidratación. La NASA  enviará un cohete con hielo seco a las nubes para intentar que llueva. Los investigadores siguen sin encontrar la explicación del fenómeno.
Mientras Iván escuchaba lo que decía el  hombre del tiempo llamó su amiga Cristina. Los dos vivían en un pueblecito  de Murcia.
-¿Estás viendo la tele? -preguntó Cristina.
-Sí. ¡Estoy harto de escuchar siempre lo mismo! ¡Debemos hacer algo!- respondió Iván.
-¿Investigamos?
- ¡Claro! ¡Pero, solos no podemos! Un animal con alas nos vendría bien para investigar lo que está ocurriendo en las nubes.
-  ¿Y dónde vamos a encontrarlo?
- Por aquí cerca hay un circo.
-¡Sí! ¡En el Circo Mágico!
- Pero ¿cómo vamos a salir a la calle si hay peligro de deshidratación?
- ¡Nos podríamos vestir con unos chalecos llenos de botellas de agua fresca!
Iván y Cristina,  vestidos con sus chalecos especiales, se dirigieron al circo. Justamente al llegar, el domador de aves estaba actuando. El público llevaba mascarillas de la peste a sudor que había. Al terminar el espectáculo se dirigieron a él y le explicaron su misión. Entonces le preguntaron si les podía prestar una de las aves.

-Elegid entre las águilas -dijo el domador. Ésta es la más fuerte; ésta la más veloz y ésta es la que mejor vuela y la más resistente.


Los niños eligieron la última. El domador les comentó que en unas de las caravanas vivía el mago del circo y que les sería útil para su misión. Buscaron por todas hasta encontrarlo. Tocaron a su puerta y abrió el mago. Le preguntaron si podía darle algún poder al águila. El mago consultó el libro de hechizos y realizó un conjuro para que el animal hablara y entendiera todas las lenguas, diciendo las siguientes palabras:
¡TAPIZ, TAPAZ, TIPUZ!
¡Este conjuro sólo lo usas tú!




Al despedirse les entregó unos polvos mágicos para que el águila pudiera cambiarse a cualquier tamaño: grande o pequeño. Los niños le dieron las gracias al mago ysalieron del circo. Pensaron que también necesitarían a alguien que entendiera de meteorología. A Iván se le ocurrió quién podría ayudarles:

 -¡El hombre del tiempo! Entonces se dirigieron a los estudios de televisión. Para poder ver entre la niebla verde tuvieron que coger unas linternas y se pusieron unas gafas infrarrojas para visión nocturna, además de sus chalecos cargados de botellas de agua.